Pocas son las profesiones que saldrán intactas de la automatización y la abogacía no va a tener la suerte de estar entre ellas. Se piensa que el abogado no será sustituido por una máquina, pero lo cierto es que esta versión no se puede mantener. En estos momentos y según datos, los despachos ya aceptan de manera abierta que gran volumen de labores que eran realizados por letrados u otros profesionales, ahora las realizan las máquinas.
Según un estudio realizado por The Law Society (el colegio de abogados del Reino Unido) el 15% de las firmas británicas ya han reemplazado estos 3 últimos años a ciertos abogados cualificados por sistemas automatizados.
El establecimiento de la automatización en los despachos y la normativa del mercado no permiten el traslado automático de las cifras del Reino Unido a España, pero ya se empieza a notar la tendencia y los especialistas esperan que terminará aterrizando antes o después este país.
Se puede observar que las firmas españolas se hallan en un momento de entrenamiento y de formación tecnológica. Pero una solución para impedir la reducción de plantilla será que estos despachos adapten los perfiles que tienen.
Se estima que el tiempo que los abogados dedican a las áreas poco preciadas será liberado en un 30% y en algo más del 50% por el sistema de robotización de los servicios jurídicos. Esto significa que empresas nuevas asumirán estas tareas, exigiendo a los bufetes a examinar su tarea y empujando los precios a la baja, lo que se significa en que puede entrar en crisis el sector jurídico.
El tamaño de la fuerza laboral será un 20% menor si las firmas, en los años venideros, no pueden aumentar su productividad. Aunque se espera, que, con el aumento de demanda de servicios legales, no sea tan alto la pérdida de empleo.